miércoles, octubre 03, 2007

Y LA VIDA SIGUE...


Queridos amigos. Mucho os agradezco vuestro cariño y dedicación al blog. Uno de vosotros me preguntaba, por email por qué se tarda tanto en enterrar a un muerto en este bendito país. Yo tampoco lo sabía ya que esta ha sido la primera muerte en mi familia americana. En España me decís que son 24 horas. Hay varias razones que he podido observar en esta pasada semana, algunas parecen caprichosas otras tienen sentido. La mayoría de las familias americanas están repartidas por todo el país. Viajar de California a Philadelphia sería como viajar de Philadelphia a España , incluido el precio.

En resumidas cuentas, puede llevar dos o tres días reunir a la familia. También está el proceso de embalsamiento que muchos católicos eligen. Habrá otras religiones y creencias que requerirán otras costumbres. Las funerarias aprovechan la ocasión para venderte todo tipo de protección y lujo…como si uno la necesitara después de muerto. No el muerto, como en el caso de Hildegarde, quería lo más económico y sencillo que se pudiera hacer y en un primer momento no iba a haber embalsamiento.

Hildegarde murió un jueves y haberla enterrado un sábado habría sido demasiado precipitado. Primero, hay que dar al cementerio 72 horas de adelanto para cavar la sepultura. No sé por qué tanto tiempo. Claro, se puede proceder, me imagino, más rápido si eres incinerado, pero este no era el caso ya que desde hace años la familia tiene su lugar reservado en un pequeño y antiguo cementerio rodeado por humildes casa de familias polacas. En uno de los lados del cementerio pude observar que la división territorial estaba establecida por una malla de metal de no más de metro y medio de alto. Al otro lado de la malla una pequeña casa con un jardín enfrente: a varios pasos de la malla había todo un parque infantil de plástico (columbios, tobogán y juguetes) Esto es bastante común aquí. Los vivos duermen acompañados por los muertos…posiblemente los mejores vecinos que uno puede tener.

Volviendo a las 72 horas de aviso al cementerio… añadimos que en domingo no hay entierros…esto ya le ha dado tiempo a la funeraria para venderle a la familia (sobre todo a los más viejos y vulnerables) unas cuantas cosas más. Aparte del embalsamiento; la misa iba ser acompañada sólo por el órgano. Cuando llegamos a la iglesia una bellísima y joven pelirroja se disponía a cantar. Gracias sean dadas que la chica tenía una voz de ángel que te hacia estremecer con el sentimiento que ponía en ello... Más que el sacerdote que en ningún momento miró a nadie de la familia a los ojos. Hablaba y se dirigía al techo. Tal era el efecto que pensé que había un balcón o “paraíso” con otros asistentes por encima de nosotros y en varias ocasiones volví la cabeza para encontrarme con la bóveda recién restaurada de la iglesia.

La ceremonia fue simple y también el funeral. Me enorgullecí de ver a mis dos hijos ayudando a llevar el ataúd. Mis hijos que nunca conocieron a sus abuelas, siempre consideraron a sus tía-abuelas como sus ‘grandmothers’, no una sino dos! Recordé las muchas veces que salían de casa acompañados por ellas para ir al circo o a ver a Santa Claus, “Terminator”etc. También agradable reunir a toda la familia para almorzar. Dos mesas donde nos intercambiamos los adultos con los jóvenes y niños. Ver a sobrinas que no había visto en más de diez años convertidas en bellas adolescentes y a niños que vi en el bautizo en pequeños personajes.

Aupa, expresó muy bien lo que siempre he sentido con la muerte de Hildegarde. Quién pudiera morir así!

A la vuelta a casa uno de mis hijos salió para Washington y nosotros llevamos al mayor hasta NY. Hablando de todo un poco salió a relucir mi blog. Mi hijo me dijo que el tono era un poco triste o depresivo. Yo me sorprendí. Le dije que había de todo, que tenía que leer los comentarios para hacerse una idea más completa. Lo dejamos en NY,

A las dos de la mañana llegamos a Boston y antes de acostarme decidí mirar mi correo. Había un email de mi hermano, el asunto era : TITA MARIA. Sabía que no estaba bien estos últimos años, el corazón me dio un vuelco. Según mi hermano, había ingresado en el hospital hacía tres meses (más o menos la última vez que hablé con ella cuando estuve en España) para una revisión general. Contrajo una infección tras otra hasta que su cuerpo no pudo más. Había sido enterrada el mismo día que enterrábamos aquí a la tía de mi marido.

Las dos semanas anteriores yo escribía en el blog sobre una realidad que ocurría en mi casa, ese animal atrapado que moría lentamente y no me dejaba dormir o descansar. Os aseguré que no era símbolo de nada…no lo era. Ahora me pregunto…cuantas coincidencias.

De mi tía Maria no podría escribir aquí. Su vida y la mía estuvieron entrelazadas por demasiadas cosas dolorosas que recordar. Era la hermana menor de mi madre…casi una amiga para mí y mi hermano. Casi una hija para mi madre. Otra mujer con carácter y fuerza en la familia. Siempre la recordaremos. Pienso en el comentario de mi hijo acerca de mi blog. Tendría que cambiar la vida para que éste cambiara a su vez.


PD. Ya véis, aquí se tardó seis días en enterrar a una persona que murió en una residencia de ancianos a los 95 años; al mismo tiempo que en España se enterraba a otra en sus sesenta y ocho que moría a causa de una serie de infecciones causadas por su estancia en el hospital durante tres meses. Acabo de leer un artículo sobre las infecciones contraídas en hospitales, causa de cientos de miles de muertes innecesarias. Esto os debe de dar para comentar largo y tendido. Gracias y abrazos a todos.

29 comentarios:

estrella dijo...

De verdad os agradezco a todos vuestros sentimientos, expresados o callados, en el blog o por email.

Esta es una historia común y corriente, hasta que uno llega al final y se da cuenta que algo lo ha salvado de sufrir durante un tiempo más de lo que uno podría:
Enterrando a una persona querida y no sabiendo, hasta después, que otra mas querida aun esta siendo enterrada en otra parte del mundo. Casi un truco mágico que protege a los débiles de sus pesadillas. Besos

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Vaya racha, Chiqui.
En fin, lo que se puede sacar de bueno de todo esto es que en vuestra familia vivís un montón de años, que no es poca cosa.
Un abrazo.
(No te extrañe que Hanako no entre estos días, está fuera de sitio, en un viaje de trabajo o algo así).

estrella dijo...

Hola Coco. Sí esto tiene que acabar uno de estos días, no?. Gracias.
Me pasé por tu blog y veo que está bien divertido...qué siga! Besos.

Anónimo dijo...

Hola chiqui, te echaba de menos.

estrella dijo...

Aupa, no te lo creerás, pero anoche cuando cansados volvíamos a Boston pese: que bien que
Aupa no cambiara su nickname.
Ahora de vuelta a la normalidad. Tengo entendido que Hanako la han desterrado...espero que vuelva pronto. Gracias, qué bonito que alguien te eche de menos.

Anónimo dijo...

YO también te acompaño en este momento luctuoso, chiqui, pero no te voy a añadir más casos, sino al revés, porque marcho dentro de un rato a conocer al hijo de mi prima Eva que nació ayer, con casi cuatro kilos, y dice mi madre que ya le ha visto que tiene la cabeza redondita y es monísimo, y le llamarán Guillermo. Pero no se apellidará Tell, ni tampoco Apollinaire, como el escritor de uno de los libros que hay guardados en un armario de mi casa.

Bueno, que me esperan. Un saludo.

estrella dijo...

Más Tranquila: Felicidades a tu prima Eva. Ojala se parezca a ti!
Un abrazo. Estrella

estrella dijo...

Se me olvidaba...Felicidades a ti por tu último libro. Está de camino! E.

Anónimo dijo...

En casa entraban animales por los respiraderos del cuarto de baño, la chimenea del salón y el tubo de la salamandra. La primera vez fue un misterio comunitario ya que pasaba de una casa a otra.
Quise salvarlo y, de paso, saber cuál era. Abrí la escayola del cuarto de baño, la puerta y la ventana de la habitación que daba a ese baño. Me tumbé en la cama y esperé. Sabía que el animalito notaría pronto la corriente de aire que señalaba la salida. Tardó en decidirse. Desde su agujero veía reflejado en el espejo un trozo de cielo abierto y se lanzó volando hacia él con tan mala fortuna (y torpeza mía) que chocó en la hoja sin abrir de la ventana matándose. Era un mirlo. Saqué muchos más. Hemos tenido que poner tela metálica en las entradas de todas las chimeneas y respiraderos.

Anónimo dijo...

Me niego a comentar sobre las infecciones que se contraen en los hospitales. Es una realidad demasiado cercana y dolorosa.

Tampoco voy a abusar de mostrar mi pesar por la pérdida de personas tan queridas y tan valiosas en tu vida, prima. Solo te abrazo, una vez más, en la distancia.

Había pensado intentar levantar un poco el tono del blog, pero no me decido. Realmente hay momentos en que es mejor no huir de la tristeza porque solo en ella podemos encontrar un pequeño consuelo. Esa ha sido mi experiencia, por lo menos, en alguna ocasión del pasado.

Por lo tanto, prima, espero que tu tristeza te envuelva, te consuele y luego deje paso a la tranquilidad primero y al optimismo vital y la alegría, después. Al fin y al cabo tus tías vivieron sus vidas, largas y plenas, y eso es lo que debe contar.

estrella dijo...

Anónimo, un mirlo! Se lo perdono por la buena intención y por salvar a los otros.
Efectivamente, el animal que entró en casa (posiblemente una ardilla) lo hizo después de que pusiéramos a la Chimenea una especie de cubierta con tela metálica. Creo que se debió quedar en el sótano y perderse al tratar de encontrar la salida.
Aquí ya venden las ventanillas de los respiraderos con una rejilla.
Una historia bonita por lo humano y porque hace años que no veo un mirlo!

Anónimo dijo...

Chiqui, como dice el refrán, Dios aprieta pero no ahoga.

Se podría decir que nos estamos adelantando un poco a las fechas oficiales dedicadas a los difuntos, que como sabemos se repiten cada año a principios de noviembre. Desconozco la razón que justifica el que así sea, pero no me parece que esté mal, puesto que se trata de un rito básico en cualquier cultura. Por supuesto que, cuando el recuerdo es reciente, se vive con mayor tristeza, y por mucho que racionalicemos el tema, no deja de conmovernos. Pero la vida sigue, como dice 'tu prima', y nos sobreponemos, y hasta nos olvidamos del valle de lágrimas que viene a representar muchas veces este mundo. Es triste, pero cierto.

Puede que lo conozcais, pero aún así, creo que viene bien el recuerdo de estas palabras de Rabindranath Tagore:

"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas"

Un abrazo, chiqui. Buenas noches a todos.

estrella dijo...

Querida Prima. Ya ves...Tengo que animarme, no puedo ni quiero sumirme en la tristeza, que puede ser adicta. Mira que empieza una con el evento presente y de ahí pasa a otros y cuando te descuidas estás en tu niñez. Esto me recuerda un poema de Quevedo (él empieza al revés):

La vida empieza en lágrimas y caca,
luego viene la mu con mama y coco,
síguense las viruelas, baba y moco,
y luego llega el trompo y la matraca
En creciendo, la amiga y la sonsaca;
con ella embiste el apetito loco;
en subiendo a mancebo, todo es poco,
y después la intención peca en bellaca.
Llega a ser hombre, y todo lo trabuca;
soltero sigue toda perendeca;
casado se convierte en mala cuca.
Viejo encanece, arrúgase y se seca;
llega la muerte, y todo lo bazuca,
y lo que deja paga, y lo que peca.


No te apures y se tu misma que es como a mi me gusta. Un besazo!

Anónimo dijo...

Pues... no sé. Lo único que se me ocurre es brindar con una buena copa de vino, o dos, o tres, o media botella, o una entera. La ocasión lo merece, porque se embotan los sentidos y planeas sobre una brumosa inconsciencia, si es que no te da por llorar o dormirte hecha unos zorros.

Anónimo dijo...

Una historia en un cajón.
Una historia en un papel.
Una historia, una canción,
una idea, una oración,
una vida, un corazón,
una historia por saber,
una historia que se acaba,
y que empieza vez tras vez.
Salud, mis viejos.

Anónimo dijo...

Chiqui, ahí va otro de Quevedo, seguro que lo conoces. Fíjate en el último terceto.

Represéntase la brevedad de lo que se vive
y cuán nada parece lo que se vivió


"¡Ah de la vida!" ... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde,
la salud y la edad se hayan huído!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.

estrella dijo...

Eso sí, prima. Eso me guasta más. Lo dejaremos en dos copas...mi estomago no aguanta tres.Besos

estrella dijo...

ESPEJISMO. Casi me haces llorar...te creía perdido para siempre. Sí esa historia escondida en un cajón y esa otra que no se puede contar y las que acaban de empezar que nunca tendrán final.
Gracias por volver!

estrella dijo...

Francesca, tú me enseñaste la frase de Rabindranath Tagore: buen momento para recordarla. Besos.

Anónimo dijo...

Chiqui, vente a Barcelona. Te vamos a mimar.

Anónimo dijo...

Añado a Jorge Manrique y sus consejos para una vida mejor, con moros incluidos:

El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable,
en que moran los pecados
infernales:
más los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros,
los caballeros famosos
con trabajos y aflicciones
contra moros.

estrella dijo...

Mimador...gracias. Estoy sorprendida de la cantidad de Barceloneses que visitan el blog!
No serás de origen andaluz o extremeño? Eso sería la mitad de Cataluña, no?

estrella dijo...

Foscatini, mata-moros no, please! Acabo de dejar un comentario en Verdú donde le digo a Enea que toda mi familia viene de la provincia de Granada...y tenemos apellidos de conversos; si no somos moros somos judíos o una mezcla, lo más probable.

Anónimo dijo...

Todos los jueves, cuando yo era un crío, mi abuela y mis tías maternas, las que seguían solteronas, me llevaban al cementerio a visitar a los muertos. Íbamos de tumba en tumba, cambiando las flores. Había mármoles blancos y lápidas de bronce. Mis tías lustraban el bronce y mi abuela pasaba la mano sobre el mármol, como quien estira la colcha de la cama. Gestos y silencios bajo el cielo azul y los cipreses. Nadie decía nada, y mi abuela, de vez en cuando, suspiraba. En todas las tumbas había flores, más o menos lacias, pero todas naturales.

Para visitar a los muertos más jóvenes teníamos que atravesar enormes galerías de nichos, muy frías, con su olor reconcentrado a flores. No eran siniestras, porque la luz y el cielo entraban a gusto por los ventanales. Yo jugaba con el sonido de mis pasos. Después de varias paradas en los nichos de los muertos jóvenes, me acercaban una escalera y me subía al nicho alto del tío Nicolás. Le ponía las flores en la argolla lo mejor que podía. El tío Nicolás no era de la familia de mi abuela y mis tías, sino de la familia de mi padre, pero ellas me llevaban a visitarlo. Era el tío anarquista que había muerto joven en la cárcel, un hombre bonachón e inocente. No llegué a conocerlo, pero muchos años después leí sus cartas y ahora me parece que lo he conocido.

Me gustaba mucho ir al cementerio. Las flores, el aire libre, las gentes serias, de luto, los pájaros, las estatuillas de algunas tumbas. Apreciaba, sin entenderlo, el silencio casi solemne de mis tías, que en su vida normal hablaban por los codos de cualquier cosa, mientras cosían alrededor de la radio. Mi abuela era más grande, más fuerte, en el cementerio. Estaba a gusto entre sus padres y tíos muertos, les hablaba en murmullos que no oíamos, les alisaba las tumbas con la mano gastada de tanto trabajar.

Después, cuando volvíamos a casa, todos éramos los de siempre, y no había cipreses ni pájaros.

estrella dijo...

HERMOSO RELATO FOSCATINI. Mis hijos experimentaron algo parecido con sus dos tía-abuelas Hildegarde y Florence, pero eran muy pequeños. Cuando llegamos al cementerio les pregunte si se acordaban y ninguno de los dos lo recordo.

Aquí en Boston está uno de los cementerios más antiguo y más grande del país. Allí aprendí yo a conducir, por esas cuestecillas y curvas...no sé como lo hice; el cementerio es una belleza, arquitectónicamente y al mismo tiempo un jardín botánico: cada árbol está marcado con su nombre. Como te imaginarás habitan pájaros que no se ven en la ciudad. Se llama
Mount Auburn Cemetery

http://www.mountauburn.org/gallery/#

Unknown dijo...

A mi me gustan los cementerios. No los encuentro siniestros en absoluto, se respira tranquilidad, y los visitantes siempre tienen ese aire entre humilde y entristecido que me encanta. Todos llegaremos una vez para quedarnos, no hay que olvidar eso. Es bueno recordarlo de vez en cuando.
¿Conocéis los cementerios gallegos? No dejéis de visitarlos, son una delicia.
Ánimo Chiqui, tus tías están mejor ahora que en sus últimos días, seguro.

Anónimo dijo...

Me ha entristecido la perdida de tus tias, como yo ni escribo bien ni se me da esto de los comentariossolo se me ocurre decir una cosa cierta y es que como venimos tenemos que irnos,¿d0nde?...por si las moscas estaremos preparados. Yo soy de las que pienso,que nuestra energia no se destruye y queda por ahí a nuestro alrrededor dandonos fuerzas, para mi pensar así me consuela un monton de las personas que he perdido y ue me eran muy queridas hasta creer, cuando las pardí que me queria ir con ellas, pero aqui estoy esperando mi turno ¿quien soy? me llaman Abahaca

estrella dijo...

Gracias Albahaca.Pienso como tu, algo queda por ahí... en el aire, cuando lo recuerdas o lo llamas lo sientes más cerca. Supongo que en algo tenemos que creer, de otra forma...Bueno, aunque no haya nada la vida tiene sus hermosos momentos y merece la pena vivirla. Un abrazo. Qué buen olor el da la albahaca!

estrella dijo...

Hola Prozac. Sí que estarán mejor que en sus últimos días, pero no querían morirse!